domingo, agosto 21, 2005

Sin Título

Mi alma susurra tu imagen, borrosa,
Porque no estás conmigo.
Trataré de ser feliz, lo juro,
Pero es tan distante a veces.
Inevitablemente solitaria en mi instante,
Y no te soporto, silencioso.
Porque no estas conmigo, ni aquí, ni ahora.

Calmadamente entraré en mi cama otra noche,
Abrazada a unos brazos que no son los tuyos,
Nunca lo han sido.
Y refugiaré mis lágrimas en su pecho tibio,
Y diré te amo, a tu imagen distante,
Y me entregaré en cuerpo y alma,
a un cuerpo y un alma que no es el tuyo... herido.
Con mi corazón,
Te llamaré solo unos instantes,
saboreando perfidamente tu nombre,
dulce hiel, dulce veneno de hombre.
Para luego sumirme en el sueño del olvido.
Al menos por esta noche.
Calmaré tu ausencia de fantasma en vuelo,
Perdido;
En los labios viajeros,
de quien esta tiernamente a mi lado.
En los brazos prisioneros,
de quien tanto me ha querido.
En sus ojos y en sus besos, ciegos.
Calmaré tu ausencia y tu inconciencia de pájaro errante,
A pesar de no tenerte conmigo.

Olvidarte es mi suicidio, y tenerte es mi destierro.
Porque nunca has sido mío,
Porque nunca te seré.
Llámame alguna vez en tus sueños…
si me sueñas.
Bésame la piel en tus brumas y silencios,
y olvida mi alma infiel.

Solo son minutos, solo eso, solo es carne, sueños,
mañanas pasajeras, historias...
maldito personaje,
dejaste tus alas marcadas a fuego en mis temblores
y te llevaste lo que me quedaba de dignidad...
cómo te odio hoy nuevamente!!.

viernes, agosto 12, 2005

Yo Contra el Dragón

Ha llegado la hora fiel amigo, no puedo darle mas tiempo, es el momento de enfrentarme...
Y el dragón me observa lejano acostado como un perro cansado y con ojos semicerrados, conteniendo su aliento de fuego... me mira.
Me observa, me conoce tan bien como yo a él. Tanto tiempo caminando juntos tanta vida vivida juntos uno dentro del otro. Es mi dragón querido, es mi fuego y mi coraza, mis propias escamas, mi carne y brazas luchando ferozmente por mantenerse lejos del dolor y adversidad, tanto que te has convertido en dolor y miedo... mi querido amigo volador. Pero es tiempo de luchar, darte libertad de una vez. Dejarte volar libre nuevamente como hace tanto tiempo atrás lo hicimos, uno dentro del otro, cuando las escamas no eran tan duras y el mundo no era tan complicado.
Mis piernas enmohecidas se acercan sigilosas, ...miedo, mi mano cetrinamente pálida... tiembla empuñando la espada que otrora empuñara contra mi enemigo... y hoy empuño contra mi fiel amigo y protector... de tantas luchas y viajes.
Yo contra mi dragón... tenues luces se perciben en la atmosfera. Y el suave rugido de su aliento.
El corazón da un salto con cada movimiento de mi dragón... y lo pienso.
Me has servido bien fiel amigo tanto teimpo. Pero hoy es la hora de romper las escamas y ver brotar la sangre... de mi dragón. Nadie dice que es fácil ser feliz, nadie dice que no es cara la libertad o que no duele perder para ganar... pero yo y mi dragón lo sabemos bien. Él solo me mira desde su guarida... veo en sus ojos algo de aflicción y miedo... es posible que esté tan asustado como yo? o solo se ha vuelto cansado bajo una perdida resignación?.
Donde estabamos mi fiel amante dragón... donde nos perdimos en estas cacerías... donde dejamos lo que habiamos soñado?
Tantas noches compartidas, tantos sueños y estrategias para no ser heridos, tantas tormentas juntos, pero hoy... te enfrento mi amante dragón.

Yo y mi dragón, y sus suspiros son mios y su dolor es el mio, es mi alma escamosa y endurecida, es mi cansado cuerpo y alma de guerras no ganadas y olvidadas, es mi corazón sin amo, son mis brazos insuficientes d ternuras olvidadas, de besos agotados, de manchas de celos y pisadas a escondidas. Hoy te enfrento con miedo y fuerza... furia rabiosa de hembra. Solo me miras con ojos de ayer. Solo es necesaria una estocada firme y certera.
Me acerco y envaino mi espada, tranquilo y sereno mi dragón... y te acaricio... y lloro sobre tu punzante cabeza, cuantas lunas y lluvias has soportado a mi lado... hoy te libero.
Adios.

jueves, agosto 11, 2005

Lágrimas de Salitre

La Inalcanzable Musa Altiplanica
(Recuerdos de mi infancia)

Esta es una foto de la entrada al pueblo, la "Garita", hasta allá jugabamos a ir en bicicleta desde la casa

Durante mi infancia, viví casi 6 años en un pueblo abandonado en el desierto de atacama. Digo abandonado porque casi no llegaba el mundo moderno ( a mi parecer). Se llamaba "Oficina Salitrera Pedro de Valdivia", era un pueblo donde vivián mineros que sacaban salitre de las entrañas bondadosas de la tierra. Allí crecí entre el charango y el viento que me contaba historias magníficas y mágicas al oido hasta mas o menos los 13 años, en que mi madre, una amante de Santiago y ex-Mason, decidió que era lo mejor para nosotros deja de ser unos "pueblerinos" y nacer a las bondades de la gran ciudad.
Mi estadía en estos territorios chilenos fueron desde un punto de vista privilegiado, según mi opinión, ya que pude apreciar las cosas desde la visión de una niña, sin los altibajos y los lentes que te da la vida adulta y además, porque mi padre llegó allá como uno de los tres médicos del pueblo, lo que nos daba a mi y mis hermanos un cierto "privilegio" de vivir entre varios sub-mundos, éramos amigos del hijo del médico, del profesor, del obrero y del ingeniero, de todos por igual, hasta que las diferencias llegaron a ser demasiado evidentes y molestas hasta para los ojos infantiles. En esa edad en las que la realidad y la fantasía tienen el mismo aroma, absorves para bien o para mal, todo lo que el mundo te ofrece. En esos lugares dejas de ser niño demasiado pronto para mi gusto.
Al contrario de lo que podría pensarse, el vivir en un lugar tan aislado, en lugar de estancarte, te hace vivir "hacia adentro". Mi madre infundió en nosotros avidez por la lectura y un sentido de la crítica y autocrítica desde muy pequeños, aunque en ese momento nos costó el ser tildados de "extraños".
Una de las cosas que me gustaba, era salir en las tardes a "escuchar" el viento, es extraño, siempre pensé que odiaba ese lugar... y hoy que me encuentro lejos, lo añoro. Para mi signifiacn muchas cosas, las imágenes se funden con sentimientos, colores y olores. Podías sentarte horas sin ninguna interrupción mas que la de un mini-remolino de viento impetuoso, a contemplar la soledad. A mi me parece sentir con los ojos cerrados el calor del sol picando en la cara. El sonido del silencio en tu oido. El corazón latiendo. Creo que debido a que siempre fui sensible e incluso media lunática, acumulé esas imágenes en mi retina y mi alma, a veces recurro a ellas, para sentirme en paz. Me siento afortunada de haber podido apreciar esos colores de los atardeceres, la camanchaca de la madrugada, los cambios de colores en la tierra seca, que van del beige al mas rojo de los rojos, el cielo mas claro que he visto en mi vida, incluso vi el cometa Halley sin problemas. Quizás por eso ahora me gusta la soledad y evito los lugares concurridos, adoro los espacios amplios y el sol, como una lagartija.
Mi Norte Querido, era un lugar de lágrimas de salitre. Muchas veces vi pasar a los hombres con rumbo a la mina a eso de la madrugada, con el frio que calaba los huesos y los hombros llenos de tristezas. Cuando pienso en ello, siempre viene a mi la canción "Pampa Lirima" de Illapu. Como era chica, en la escuela, muchas veces escuché las inocentes historias de mis compañeros, sobre hombres aplastados por la chancadora o perdidos en la Pampa. Y en la mesa de mi casa de cosas peores (el ser la hija del médico del pueblo debía tener algo bueno), como hombres mutilados por las tronaduras o quemados por el color ardiente del precioso salitre, de familias enteras diezmadas por el trabajo duro y de historias de faldas, sabrosas y concurridas. Eso si era "trabajar sacándose la cresta". . Lo malo, era cuando era tu turno de ser el protagonista de una de ellas. Como dicen, "Pueblo chico... infierno grande".
Era un medio duro para vivir, incluso para un niño. Te hacían aprender a la fuerza, de celos, envidias, injusticias, dolor, rabia, pena, abandono, lealtad, orgullo, amor, sexo y pasión. A los 6 años empecé un diario de vida, donde escribía cosas de grandes, un dia mi madre lo encontró y lo botó.
La vida del pampino, el famoso "Oro blanco". Que incluso encandiló a mi bisabuelo Chino, que volvió a china diciendo que el oro "estaba tirado sobre la tierra" -Ja- . Ese era el tiempo de la pulperia y las fichas, de los fines de semana con las visitas de las "muchachas", colas enormes para visitar a una mujer por un par de pesos. Creo que fue una de las pocas cosas que se mantuvieron intactas, cuando la empresa pasó a manos de nuevos dueños (-ups- terreno peligroso) recuerdo haber ido en bicicleta, para la fecha de pago, con unos amigos a tratar ver desde lejos colas de obreros esperando por su turno para "entrar" a visitar a esas "señoritas" (en ese tiempo todo lo novedoso, era como miel para la curiosodad infantil, desde la pelicula del mes en el cine, las visitas ilustres, carnavales, feria y demases), obviamente sin permiso de mis padres.

Antiguamente dicen que tuvo una época de esplendor, cuando los "gringos" tenían el control. Los viejos conversaban de las familias, el cine, los paseos de las plazas, los gringos y las desagradables divisiones. Piscina de empleados, piscina de ingenieros, escuela de los empleados, escuela de los ingenieros, campamento de los empleados, campamentos de los ingenieros, todo subdividido. Yo no alcancé a vivir eso tan profundamente, pero todos sabemos que las divisiones y las injusticias calan hondo en los corazones, asi que a pesar de ser un medio algo mas justo, pude sentir, de parte de mis compañeros de escuela y amigos esa "rabia", esa injusticia.
Fue una época triste y dura, es cierto. Y bella también, hay que decirlo. Tengo lindos recuerdos y también recuerdos de mucho dolor, soledad y tristeza. Tengo impresiones en mi retina de una belleza inimaginable, y en mi oido de una magia increibles. Nunca pude tomar clases de algún instrumento, el viento me enseñó de música, no aprendí a pintar, la tierra me enseñó con sus colores, y el teatro lo aprendí para sobrevivir a un medio a veces hostil. Mi poesía y mi prosa fueron las tardes en silencio, y una forma de escape para la soledad y a veces el dolor. Apredí a amar mi familia, mas que nada en el mundo. Y a agradecer las bondades de la tierra. A dar las gracias al Arquitecto universal por lo que me a tocado vivir, y asumir con humildad lo que no es posible. Aprendí que por muy pobre o humilde, todos tienen algo que ofrecer.
Esta es solo una pincelada. De los últimos días del salitre.